En el atrio de la Basílica Catedral del Cusco
La Eucaristía fue presidida por Su Excelencia Monseñor Richard Daniel Alarcón Urrutia y contó con la participación de Sacerdotes del Clero Arquidiocesano, religiosas, autoridades civiles, instituciones educativas, hermandades y centenares de fieles que, con profunda devoción, renovaron su Fe en esta significativa fiesta del Cuerpo de Cristo.
En su homilía, Monseñor Richard Daniel nos recordó que la Fe es un tesoro y un legado recibido de los antepasados. Destacó que el pueblo cusqueño es peregrino, porque camina al encuentro de Jesús resucitado, que el Corpus Christi es una expresión profunda de Fe y tradición. Invitó a los fieles a llevar laesperanza de Cristo resucitado a la sociedad necesitada de consuelo, recordando que Él está presente en la Eucaristía, donde nos ofrece su Paz y su vida. También señaló que la Eucaristía nos forma como instrumentos de Paz, llamados a proteger la vida, buscar la unidad y ser constructores de reconciliación. Finalmente, pidió oraciones por el Papa León XIV y por el eterno descanso del Papa Francisco.
Terminada la Eucaristía, el Santísimo Sacramento fue llevado en procesión por toda la Plaza Mayor del Cusco, acompañado por cientos de fieles que, entre cantos y oraciones, manifestaron su profunda devoción.
Finalmente, el Santísimo Sacramento impartió su bendición a todo el pueblo cusqueño, dando paso al recorrido procesional de las sagradas imágenes, que desfilaron por la plaza y se dirigieron a la Basílica Catedral del Cusco, donde permanecerán hasta la celebración de la Octava del Corpus Christi.