En la sierra de La Convención, una carretera inconclusa que debía conectar Echarate con Quillabamba se ha convertido en símbolo del abandono estatal y la mala gestión de recursos públicos.
La vía, iniciada hace más de seis años, permanece llena de tramos interrumpidos, deslizamientos de tierra y maquinaria oxidada, sin señalización ni control ambiental.
Según los informes técnicos del Gobierno Regional del Cusco, la obra debía haberse culminado en 2022, pero presenta un avance físico de apenas 40 %. Los pobladores de las comunidades afectadas denuncian que, pese a los desembolsos realizados, los contratistas abandonaron los trabajos dejando materiales dispersos y sin medidas de seguridad.
Los agricultores, que dependen de esta ruta para transportar sus productos hacia los mercados locales, afirman que el proyecto es “una promesa rota”. “Cada año nos dicen que van a reiniciar, y cada año seguimos esperando”, comenta uno de los dirigentes comunales de Echarate.
La Contraloría ha anunciado una auditoría integral para determinar las responsabilidades administrativas y penales de los funcionarios que autorizaron pagos sin avance real de obra. Mientras tanto, los vecinos han tomado la decisión de bloquear temporalmente los accesos en señal de protesta, exigiendo una reactivación inmediata del proyecto.
La carretera, que debía mejorar la conectividad, hoy representa la frustración de un pueblo que se siente olvidado por sus autoridades.


