Autoridad admitió que la empresa recuperará su inversión a través del cobro directo de los pasajes a los usuarios
El alcalde provincial del Cusco, Luis Pantoja, ha hecho una declaración que despierta serias dudas sobre el futuro del tan esperado tren de cercanías Cusco–Urcos, anunciado con gran entusiasmo. Durante una conferencia de prensa, Pantoja reveló que Rafael López Aliaga, actual alcalde de Lima, es socio de una de las empresas responsables de invertir los 36 millones de dólares destinados a este ambicioso proyecto ferroviario.
Aunque el burgomaestre cusqueño subraya que la municipalidad y el gobierno regional no tendrán que desembolsar ni un sol, ya que todo estará financiado por capital privado, su afirmación genera un inevitable cuestionamiento sobre la transparencia del proceso. ¿Cómo puede garantizarse imparcialidad cuando una autoridad nacional está directamente vinculada como empresario favorecido? Además, Pantoja admitió que la empresa recuperará su inversión a través del cobro directo de los pasajes a los usuarios.
En medio de las promesas de modernidad, surge una inquietud latente: ¿se trata realmente de una solución de transporte para la población o simplemente de otro negocio privado disfrazado bajo la apariencia de gestión pública?