Por Fernando Chuquipiunta Machaca
Docente
Resulta imposible hablar de la poesía contemporánea del sur andino sin detenerse en la figura emblemática de Walter Jilapa Santander, escritor y gestor cultural nacido el 11 de junio de 1972 en Juliaca.
A lo largo de 35 años de dedicación a la cultura peruana, Jilapa ha labrado una trayectoria que merece ser reconocida como uno de los aportes más sólidos al mundo mágico de las letras puneñas y, por extensión, de la literatura nacional.
Su nombre trasciende las fronteras del Altiplano. Representó al Perú en encuentros internacionales de escritores en Argentina, Ecuador y Brasil, donde fue homenajeado con distinciones que confirman no solo su talento, sino también su incansable vocación de puente cultural entre pueblos y sensibilidades.
Hoy, como director nacional del Perú para IFLAC World, con sede en Estados Unidos, reafirma su compromiso con la palabra como instrumento de paz y entendimiento.
Walter Jilapa Santander es, en esencia, un orfebre de la palabra. Su obra –que abarca títulos como Versos de guerra y paz, Oro, El lenguaje del viento, Doctor en el Perú y Fogata humana– dialoga con las raíces culturales de Puno sin renunciar a las resonancias universales.
A ese corpus se suma su más reciente y ambicioso trabajo: Toqoro, Juliaca 100 años de poesía, una antología monumental que reúne a 46 poetas y más de 340 poemas en 363 páginas.
No exagero al afirmar que Toqoro es un hito en la historia literaria juliaqueña.
Su publicación no solo rescata voces olvidadas o postergadas, sino que también propone una mirada crítica y renovada sobre un siglo de creación poética.
Es, además, un ejercicio de memoria y una invitación a repensar la identidad cultural de Juliaca más allá de los estereotipos.
Por supuesto, toda antología es también una toma de posición. Jilapa selecciona con criterios personales –y en ello reside precisamente su valor–, consciente de que ningún mapa poético es completo.
Lo importante es que Toqoro… abre un debate necesario y pone sobre la mesa la vitalidad de una tradición que no teme dialogar con las nuevas teorías literarias.
En tiempos en que la cultura local parece diluirse ante la globalización, la obra de Walter Jilapa Santander nos recuerda la fuerza de lo propio.
Desde su trinchera poética defiende la palabra como territorio de resistencia, como acto de amor hacia la tierra que lo vio nacer.
Y eso, sin duda, lo convierte en uno de los nombres imprescindibles de la literatura puneña contemporánea.


