sábado, julio 19, 2025
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Santuario del Señor de Qoyllurit’i: tradición sincrética en Apu Ausangate

La peregrinación al Santuario del Señor de Qoyllurit’i es una de las manifestaciones religiosas más antiguas y emblemáticas del Cusco. Cada año, miles de fieles –más de 10.000 según estimaciones– desde comunidades y ciudades peregrinan al Santuario enclavado en la hondonada de Sinakara a las faldas del nevado del Nevado Ausangate. El nombre quechua Qoyllur Rit’i significa “estrella de nieve”, evocando el resplandor cósmico que anuncia la nueva temporada agrícola. Se celebra a fines de mayo o junio, este 2025 tocó martes 17 de junio, tradicionalmente el primer martes después de la fiesta de la Santísima Trinidad, y fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2011.

Sincretismo cultural: fusión andina y católica

La fiesta del Señor de Qoyllurit’i es un claro ejemplo de sincretismo religioso. En ella “se mezclan elementos procedentes del catolicismo y del culto y ofrenda rendido a los dioses prehispánicos (Apus)”. El rito integra la imagen católica de Cristo crucificado con prácticas indígenas milenarias. Según los estudios, “ritos ancestrales convergen y muchas veces se solapan con la tradición cristiana alrededor de la imagen de un Cristo crucificado” pintado sobre una roca en el Santuario. Así, la devoción católica al Señor de la Estrella de Nieve convive con la veneración andina a los Apus Tutelares: el cristianismo llegó al Cusco hace siglos, pero el corazón de la celebración sigue siendo la conexión del hombre con la naturaleza. De hecho, como explican los pobladores locales, el símbolo externo es el Cristo, “pero su objeto de fondo es la integración del hombre con la naturaleza” y la “adoración a los Apus”.

Devoción ancestral: al Ausangate y la Pachamama

El sentido religioso del Señor de Qoyllurit’i está marcado por la devoción a los Apus y a la Pachamama. La procesión sube hasta el Santuario al amanecer, donde se realizan días continuos de ritos y oraciones. Durante la ceremonia se alternan invocaciones al Cristo de la Nieve y ofrendas a los Apus, reverenciando la Roca Sagrada sobre la cual se alza el templo. Al despertar cada día, los peregrinos forman hileras mirando hacia el este y rezan en quechua y español para saludar los primeros rayos del sol, ritual vinculado probablemente al culto solar andino. En esta mezcla de ritos, el Sinkara que es parte del nevado Ausangate es el protagonista: su majestuosidad glacial simboliza la fertilidad de la tierra y la protección divina. El festival, como nota el relato local, “no es para pedir” sino para dar gracias y recargar energías a través de un contacto directo con la tierra sagrada.

Peregrinos y tradición familiar

La romería congrega fieles de las llamadas “naciones peregrinas” del sur andino. Cada comparsa (grupo de danzantes) viste atuendos típicos de su región y porta su estandarte. Como detalla la UNESCO, la danza es fundamental en esta fiesta: se ejecutan alrededor de cien bailes distintos, cada uno representativo de su comunidad. Los danzantes ascienden la ruta ancestral llevando ofrendas (como flores y pequeñas imágenes del Señor de Qoyllurit’i) y se turnan en plegarias y cánticos. Entre ellos se destacan los llamados pabluchas, jóvenes enmascarados que custodian el orden del ritual y simbolizan la unión de la cosmovisión andina y cristiana.

Una nota particular de esta peregrinación es su sobriedad: no se expenden bebidas alcohólicas al público en el campamento. En lugar de juerga, predomina la convivencia respetuosa y la disciplina. Las familias jóvenes comparten hojas de coca (la “coquita”) para mitigar el frío y la altitud, practicando el tradicional “picchar” (masticar hoja de coca). Es un ambiente de gratitud: los peregrinos agradecen a la Pachamama y a los Apus por el año que termina, y buscan recargar su energía espiritual para el futuro.

Cuidando al Apu: mensaje de conservación ambiental

El respeto por la naturaleza es inherente a la festividad. El ritual está ligado a la fertilidad de la tierra y al culto a los cerros sagrados, por lo que implica necesariamente un equilibrio con el entorno. Las autoridades de las comparsas y la Hermandad del Señor de Qoyllority establecen códigos de conducta para cuidar el nevado y evitar basura en el camino.

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