Más de 3 mil personas dependen del Sanctuary Lodge, incluyendo trabajadores, proveedores y sectores turísticos. Su operación no solo garantiza empleo y dinamiza la economía local, sino que también es clave en la gestión ambiental del santuario
El futuro del Sanctuary Lodge, el único hotel ubicado en la entrada de la ciudadela de Machu Picchu, se ha convertido en un punto de conflicto entre el Gobierno Regional del Cusco (GORE Cusco) y los trabajadores del establecimiento. La reciente decisión del Cuarto Juzgado Civil de Cusco de otorgar una medida cautelar a favor de los empleados del hotel busca garantizar la continuidad laboral mientras se define un nuevo concesionario, en respuesta a la incertidumbre generada por la falta de un proceso de licitación.
El pronunciamiento judicial instruye al GORE Cusco a abstenerse de ejecutar cualquier acción que ponga en riesgo el derecho al trabajo de los empleados. Asimismo, dispone que el hotel siga bajo la administración de Peru Belmond Hotels (PBH) hasta que se concrete la adjudicación de una nueva concesión mediante licitación pública.
El contrato de concesión del único hotel de la maravilla del mundo tiene como fecha de vencimiento el 16 de mayo de 2025. Sin embargo, el Gobierno Regional no inició el procedimiento para seleccionar un nuevo operador. La ausencia de un proceso claro ha suscitado preocupación entre trabajadores y empresarios del sector turístico, quienes advierten sobre las consecuencias que una gestión inadecuada podría generar en el empleo y la actividad económica de la región.
El fallo del Poder Judicial destaca que la ausencia de un plan de transición afectaría la estabilidad laboral de cientos de personas, además de comprometer la economía de múltiples comunidades vinculadas a la operación del hotel. Más de 3 mil personas dependen directa o indirectamente del establecimiento, incluyendo trabajadores, proveedores y sectores relacionados con el turismo.
Además, la administración del hotel no solo se limita a la actividad hotelera. También de la gestión de residuos sólidos en la zona, un factor clave para la conservación del Santuario Histórico de Machu Picchu. Un cambio abrupto en la administración sin un operador experimentado podría poner en riesgo la adecuada gestión ambiental del sitio.