Autor: Fr. Manuel Álvarez Percca, O.P.
PADRE FUNDADOR
Señores: ¿Quién celebra estas Bodas? La Cooperativa de Ahorro y Crédito “Santo Domingo de Guzmán”, una de las tantas e incontables cooperativas crediticias que existen en los cinco continentes del globo terráqueo, que contribuyen al bienestar y felicidad de los millones de seres humanos que constituyen las clases sociales menos favorecidas por la fortuna.
Pero sobre todo existe, desde hace 50 años, bajo la luz y guía de los siete principios fundamentales de los Pioneros de Rochdale y de los sistemas cooperativos del Ayni y de la Minka incaicos, para contribuir en lo posible al progreso y bienestar socio-económico-financiero de las clases sociales postergadas de la patria-grande, el Perú, y de la patria-chica, el Cusco, que por avatares de la fortuna, no habían podido crecer y desarrollarse desde el día de la independencia nacional.
Sin embargo, ¿las cooperativas han contribuido, de verdad, a la solución de ese complicado problema, como un instrumento efectivo y eficaz para todo lo grande, noble y poderoso que se puede realizar en favor del individuo y de la sociedad desvalida y marginada?


PADRE FUNDADOR
Los hechos, y no las palabras, lo dicen y confirman. Lo dicen el número apreciable de socios que tiene inscritos en sus registros de asociación. Lo dice la respetable cantidad de acciones que posee, como capital de trabajo, para solucionar todo tipo de problemas y satisfacer toda clase de necesidades. Lo dice el número incontable de préstamos realizados, para invertirlos y constituirlos en nuevas fuentes de riquezas, de trabajo, de bienestar y de felicidad ciudadana. Lo dice el número de sucursales que crece cada día más a nivel nacional. Trabajamos animados por la idea de sembrar la calidad moral, intelectual y espiritual de todos y cada uno de los miembros integrantes de sus Consejos y Comités, así como de la plana de funcionarios y empleados, quienes a través de su vida han ganado el aprecio de socios y no socios, por el brillo de sus virtudes cooperativas, bajo los auspicios de su celestial patrono, Domingo de Guzmán.
Ante este claro y elocuente testimonio de efectividad empresarial, no nos queda otra cosa que saludar y felicitar con orgullo a nuestra cooperativa, por sus 50 años de vida institucional, ¡por sus Bodas de Oro!; y junto con nuestros saludos, desearle incontables años de vida, para seguir trabajando por las clases menos favorecidas, bajo los lemas: “Uno para todos y todos para uno” y “No por lucro, no por necesidad; sino por servicio”.
Dios bendiga a nuestra cooperativa que, fundada el año del Señor 1971, en el Convento de Santo Domingo, responde desde entonces a la sociedad que la cobija, con el inacabable entusiasmo y vocación de servicio de sus hacedores.