Pedro Castillo juró como nuevo presidente de la República y dio su primer discurso ante el Congreso y la Nación. Lo enunciado en el Congreso fue una mezcla de todo que terminó dejando más expectativas que certezas. La extrema derecha terminó asustada y la máxima representante Keiko Fujimori prometió “defender” al país de lo que llama el intento de instaurar una “Constitución Comunista”. ¿Qué esperaba? ¿Un discurso liberal a lo Milton Friedman? En cuanto a mí, tengo sensaciones contradictorias con lo expresado por el presidente en su mensaje por razones específicas. Ha quedado claro que abandona una posición Cerrón-comunista, al menos en el papel, con lo cual de alguna manera abandona las intenciones de su aliado sentenciado por corrupción y su grupo radical.
La primera parte de su discurso fue claramente emocional y reivindicativo, basado en resentimientos históricos (a mi modo de ver) pero que tienen mucho de verdad. Esto no es nuevo porque es desde la década de 1930 que el pensamiento indigenista cobró fuerza en el Perú y con el pasar del tiempo se asoció de alguna manera a la izquierda política. Esta idea de revalorar lo indígena y considerarlo como un elemento social de reivindicación se fue radicalizando durante la segunda mitad del siglo XX y es así como hoy vemos una intención clara de separar o colocar en antagonismo la herencia española y la herencia prehispánica, como lo explicara Víctor Samuel Rivera, doctor en filosofía por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
Sin embargo, en un país donde existen 48 lenguas originarias, de las cuales 44 son amazónicas y cuatro andinas, esto resulta en un mensaje potente de inclusión para muchos sectores que fueron históricamente hechos de lado en la vida republicana, yo espero y confío en que la intención haya sido la inclusión y no el uso populista del pensamiento indigenista como suelen utilizarlo muchos. A mi entender, tampoco deberíamos caer en la idealización del indigenismo.
Los incas eran una civilización increíble en su época por muchas razones, pero estaban lejos ser una sociedad idílica como lo quiso hacer ver Castillo, era piramidal y absolutista (entre los incas ya existían las castas). No podemos creer que alguna vez en la historia, existió alguna civilización pura. La historia es como es y hay que recordarla y sentirse orgullosos, valorarla y aprender de ella y construir a futuro a partir de sus enseñanzas. Aunque para algunos fue un gesto de descortesía ante el Rey de España (uno no invita a alguien a su casa para insultarlo) a mí me pareció un detalle para la anécdota, sobre todo si analizamos la segunda parte de su discurso.
Cuando al presidente le tocó aterrizar propuestas estuvimos ante un discurso que fue muy ambiguo (quizá a propósito), populista en algunos casos y riesgoso en otros. Insistió en una Asamblea Constituyente, aunque respetando la actual Constitución e indicó que respetará la propiedad privada pero con primacía de los intereses del Estado, por supuesto no mencionó cuáles eran esos intereses. Dijo que no sería estatista pero luego mencionó que el Estado sería socio de algunos proyectos, que el Banco de la Nación competiría con la banca privada y que Petroperú ayudaría a “regular” el mercado.
También quedó claro que en su gobierno excluirá a minorías como la comunidad LGTBQ, puesto que ni las mencionó en su discurso. Por otro lado, destacó a las rondas campesinas a las cuáles quiere expandirlas a nivel nacional, lo cual me parece riesgoso en el sentido de que no son la solución al problema delincuencial, y quizá lo hace pensando en ampliar sus bases sociales para lograr un respaldo popular y protección ante eventuales desencuentros con el Congreso. Anunció la creación de 1 millón de puestos de trabajo temporales sin mencionar lo que hará para crear puestos sostenibles que son los que realmente importan y sacan de la pobreza a la población. Anunció un bono de S/ 700 soles para poblaciones vulnerables y la ejecución de dos proyectos de trenes para la costa y la sierra que interconectarán el país. Los detalles sobre el financiamiento y demás seguramente los sabremos luego de conocer a sus ministros puesto que estamos ante un país en crisis económica y con una lenta recuperación.
Anunció financiamiento y períodos de gracia para pequeñas y medianas empresas, lo cual me parece innecesario puesto que la economía ya está en proceso de normalización y que no mejoran o hacen más productivas sus capacidades para competir.
En fin, en lo técnico, el discurso ha sido un festival de demagogia como sucede cada 28 de julio en nuestro país, los retos a resolver en el Perú son demasiado complejos y grandes para alguien novato y falto de preparación como el presidente Castillo, la clave estará en rodearse de personas técnicas que cubran sus enormes deficiencias (al momento de escribir este artículo, aun no tenemos gabinete). El presidente deberá hacer equilibrio sobre un alambre, y por lo visto hasta ahora, no es muy buen malabarista.
Oscar Gaona, autor: peruano, MBA por el INCAE Business School, con estudios en Rochester Institute of Technology y Harvard BSO, Administración de empresas en la Universidad Andina del Cusco. CEO y fundador de MINDSET, empresa dedicada a consultorías en estrategia e innovación con sede en Panamá.